Sirviéndonos, pues, de un estenógrafo, para que el viento no arrebatara
nuestro trabajo, no permití que pereciera nada. Así, pues, en este libro
verás las cuestiones y opiniones sostenidas por ellos y aun mis
palabras y las de Alipio.
San Agustín, Contra los académicos, I, 1.
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