"Pero todo este programa
entusiasmante sería imposible ¾como antes
apuntaba¾ sin la
reflexión. Hay un profundo pasaje del Fedro de Platón, en el que Sócrates narra
a Fedro una historia que él había escuchado de los antiguos, que sabían lo que
era verdadero. Al rey egipcio Thamus vino a verle una vez Toth, el “padre de
las letras” y “dios del tiempo”, que había inventado el arte de escribir y se
lo había enseñado al rey. Y le decía: “Este conocimiento, oh rey, hará a los
egipcios más sabios y dignos de ser recordados, pues se ha inventado como un
fármaco de la memoria y de la sabiduría”. Pero el rey, no sólo no se dejó
impresionar, sino que pensó que pasaría precisamente lo contrario: “Porque, al
descuidar la memoria, es olvido lo que producirá en el alma de quienes lo
aprendan, porque, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a
través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí
mismos. No es pues un fármaco de la memoria lo que has hallado, sino un simple
recordatorio. Apariencia de sabiduría es lo que proporcionas a tus alumnos, no
verdad. Porque habiendo oído muchas cosas sin aprenderlas, parecerán que tienen
muchos conocimientos, siendo, al contrario, en la mayoría de los casos,
totalmente ignorantes, y difíciles de tratar, porque han acabado por
convertirse en sabios aparentes en lugar de ser sabios de verdad”.
Pensemos en la televisión,
internet, las nuevas tecnologías, que lo
invaden todo y hacen de cualquiera un sabio
porque tiene a mano inmediatamente todos los textos sobre un tema, sobre un
término,… pero sin haber penetrado a
fondo en el pensamiento de todo eso. Platón no rechaza la escritura como tal ¾lo mismo que nosotros
tampoco rechazamos las nuevas posibilidades de la información¾ , sino que nos hace una
seria advertencia (en el siglo IV) atestiguada a diario: quedarse en los medios
y perder de vista la realidad a la que sólo llegaremos aprendiendo a discurrir. "
Leoncio Carmona
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