Cuando Eugenio de Andrade escribió este poema, describió nuestro amor por los libros.
En un ejemplar de las Geórgicas.
Los libros. Su cálida,
tierna, serena piel. Amorosa
compañía. Dispuestos siempre
a compartir el sol
de sus aguas. Tan dóciles,
tan callados, tan leales.
Tan luminosos en su blanca
y vegetal y cerrada
melancolía. Amados
como ningunos otros compañeros
del alma. Tan musicales
en el fluvial y rebosante
ardor de cada día.
tierna, serena piel. Amorosa
compañía. Dispuestos siempre
a compartir el sol
de sus aguas. Tan dóciles,
tan callados, tan leales.
Tan luminosos en su blanca
y vegetal y cerrada
melancolía. Amados
como ningunos otros compañeros
del alma. Tan musicales
en el fluvial y rebosante
ardor de cada día.
Oficio de paciencia (1994).
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